Maestro SEON NANYUE

CUENTO, HACIENDO UN ESPEJO

El siguiente hecho sucedió hace mucho tiempo, cuando el el joven monje Mazu practicaba en el templo Prajna, bajo las enseñanzas del Gran Maestro Seon Nanyue.
Día tras día, Mazu practicó con empeño durante todo el día la meditación sentada. Sin embargo, el Maestro Nanyue no vió en él la mínima señal de que así pudiera iluminarse.
Un día, el Maestro Nanyue trajo consigo una teja y empezó a frotarlo contra una piedra frente a Mazu, en plena meditación sentada. La extraña conducta del Maestro continuó por varios días luego de los cuales Mazu no pudo vencer su curiosidad y le preguntó:
_¿Qué es lo que piensa hacer con la teja que frota?
_Un espejo.
_¿Cómo piensa que es posible fabricar un espejo a partir de una teja pulida?
_Entonces, ¿cómo crees que el sentarte así y cruzar las piernas, te conducirá a logar el estado de un Buda?
Tras escucharlo, Mazu se percató de las palabras de su maestro y, le preguntó humildemente:
_¿Cómo tengo que practicar?
_Te haré una pregunta: En el caso de que la carreta no avance, ¿hay que azotar al buey o a la carreta?
Naturalmente, al buey.
_Es cierto. El buey son tus pensamientos, y la carreta, el cuerpo.
En ese preciso instante Mazu Sunim[1] se iluminó en grande.
Por una parte, hay quienes le dan importancia sólo a los pensamientos, y creen que cómo actúen con su cuerpo no es importante. Por otra parte, están los que descuidan los pensamientos y exaltan la práctica con el cuerpo. Sin embargo, si el modo de pensar es sano, el cuerpo también estará sano; y si el cuerpo está sano, surgirá la fuerza que lo conduzca a pensar sabiamente. Por eso, no se los puede considerar por separado.
Aún así, lo fundamental son los pensamientos. Ellos son la raíz de todo lo ocurrido y por ocurrir. Por ejemplo, si alguien tuviera un árbol que todavía no ha echado sus raíces adecuadamente, y sólo cuidara de sus ramas y hojas, ¿cómo creen que va a crecer ese árbol? Lo mismo pasa con la práctica. El controlar sus pensamientos tiene que convertirse en el centro de su práctica espiritual y no el método enfocado en su cuerpo, para que así logren la Iluminación. ¿Cómo controlar los pensamientos? Confiando en la naturaleza inherente. Igualmente, sólo cuando confíen cada aspecto de su vida diaria a su naturaleza, podrán llevar una vida correcta.
Nuestra naturaleza inherente es la causa y la consecuencia de todo lo existente. Quienquiera que sea posee dicho origen. ¡Cuán afortunados somos! ¿No lo creen así? Ese origen es la fuerza motriz que nos posibilita hacer todo lo que queramos. Nuestra mayor esperanza es ser poseedores de la naturaleza inherente.
¿Qué debemos hacer con nuestra naturaleza? Investigarla, y luego experimentar y poner en práctica lo que investigamos, y al mismo tiempo, aplicarlo bien y sabiamente en nuestra vida diaria.